Era rápido y muy resistente, mucho más que los caballos domesticados. Su color era gris, «como las ratas», según describió en sus crónicas Brunetto Latini, embajador florentino en la corte del Rey Alfonso X «el Sabio», pero con una raya oscura en el lomo y las «manos» negras. Pesaba unos 300 kilos, y tenía una alzada de 1,30 metros. En las Partidas del Rey Sabio...
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