La fiesta eterna en la que vive la natación sincronizada española desde hace una década sigue en pie. La salida de Gemma Mengual primero, de Anna Tarrés después y de Andrea Fuentes hace unos meses obligó a buscar relevos precipitados, poco frecuentes en un deporte de trabajo a largo plazo. Aún así, ayer, en plena resaca por el triunfo de Ona Carbonell en el «solo»...
Suscribete para leer la noticia completa: