Cuando acudió a recoger su premio, el arquitecto estadounidense Frank Gehry sufrió un traspié con la pequeña rampa que se instaló en el escenario del teatro Campoamor. A sus 75 años, el galardonado consiguió recuperar el equilibrio y, al final, el tropezón se convirtió en una de las anécdotas de la útima entrega de los premios.
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