Poco ha durado en Castilla y León el montacargas de adrenalina que supuso la celebración en Valladolid de la Convención Nacional del PP. Algunos hablamos aquí de subidones y de ventoleras. Pero dejémoslo. Y no porque la alegría dure poco en la casa del pobre –lo cual es bien cierto y bien notorio–, sino por algo mucho más mortificante: porque en política las...
Suscribete para leer la noticia completa: