El último día del año es proclive a grandes consumos de televisión y de otras sustancias peligrosas. Con poco margen de beneficios para las cadenas, dado el tradicional dominio de la televisión pública en uno de sus últimos reductos, no es infrecuente que unos y otros sirvan garrafón, aunque por el aire vuele el confeti, lo que suele dar una falsa sensación...
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