Madrid, julio de 1963. El nivel de vida de los ciudadanos comienza a remontar tras lustros de miseria. En un barrio de la gran urbe, la modesta Plaza de los Frutos es testigo del desarrollo de la vida de los madrileños y del ir y venir de un sinfín de pequeños comercios. El lugar ha albergado el bar El Morocco, el Banco Transcontinental, la agencia de viajes...
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