En los años sesenta los científicos comenzaron a tener constancia física de unas extrañas partículas que apenas interaccionaban con la materia convencional, y que solo se podían detectar en las profundidades de la Tierra, lejos de interferencias. Se trata de los neutrinos, unas partículas producidas en el Sol y en las partes altas de la atmósfera, que atraviesan...
Suscribete para leer la noticia completa: