Pertrechados con máscaras antigás y trajes especiales, una legión de fantasmas se mueve bajo la fina lluvia que cae de un cielo plomizo entre una jungla de grúas, andamios, tuberías, máquinas excavadoras y camiones. Cuatro años después del tsunami de Japón, que arrasó la costa nororiental y golpeó a la central nuclear de Fukushima, 7.000 operarios de la empresa...
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