Como si tuviese prisa por iniciar el acto penitencial, el Papa Francisco llegó antes de tiempo a la basílica de San Pedro para presidir, ayer por la tarde, los oficios del Viernes Santo. Su primer gesto fue postrarse por tierra y rezar, en silencio, durante dos minutos.
En la inmensa basílica se hubiese podido oír la caída de un alfiler. Los cardenales, embajadores...
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