Las cámaras de televisión y los periodistas que se agolpaban ayer a las puertas de la administración número 4 de Leganés esperaban su turno, desesperados, para registrar las historias de los ganadores, sin darse cuenta de que un poco más allá se encontraba, quizá, la más sorprendente (y triste) de todas. Una que se parece mucho a la del protagonista del célebre...
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