A primera vista podría parecer un encierro más. Sin embargo, la particularidad del «toro enmaromado» reside en que no se le «suelta» para realizar su recorrido por las calles. Y es va en todo momento atado por las astas con una cuerda o maroma a la que se agarran cientos de personas y a partir de la cual se le va conduciendo. Y una vez concluido el acto, el animal...
Suscribete para leer la noticia completa: