En el vuelo de regreso a Roma el Papa no podía ocultar su satisfacción por el resultado de su viaje histórico a Corea del Sur. Volvía conmovido por los problemas de muchas personas en situaciones muy duras que ha conocido estos días, desde los padres de los escolares ahogados en el ferry «Sewol» hasta las siete ancianas, antiguas esclavas sexuales del ejército...
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