Incluso siendo católica, la coreana Lee Yong-su, que tiene 87 años, jamás perdonará a Japón por convertirla de niña en una esclava sexual de sus tropas durante la Segunda Guerra Mundial. «Es imposible que los perdone porque destrozaron mi vida», explica a ABC la anciana, que ayer se reunió con el Papa Francisco durante su última jornada en Seúl. Antes de marcharse...
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