«Me medicaban, dormía mucho tiempo y babeaba... Me castigaron sin comer tres días y me escapé». «No tienes intimidad, no puedes pensar... te vigilan en la ducha... No puedes ni ponerte un támpax sin que te estén vigilando». «Un vigilante me agarró del cuello y me tiró al suelo, retorciéndome el brazo... había restos de cristales y me corté en la frente». Estos...
Suscribete para leer la noticia completa: