Habla con la suavidad de un niño que no ha perdido la inocencia, que ha compartido sufrimientos indecibles, pero que le han hecho más fuerte, y sobre todo le han animado a decir las verdades como puños sin sombra de miedo, consciente de que contra la injusticia no cabe callarse, aunque en su caso predique siempre como su primer maestro, con el ejemplo. Basta...
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