Desde 1569 hasta mediados del siglo XIX, el hospital psiquiátrico St. Bethlehem del este de Londres alcanzó su máxima notoriedad por el brutal tratamiento mental que dispensó a sus enfermos, a los que a menudo maniataban y encadenaban al suelo para reducirlos y mantenerlos controlados. Al morir, hombre y mujeres, acababan enterrados en una fosa común excavada...
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