Francisco desató un raudal de lágrimas y de esperanza en su visita a la cárcel de menores de Roma, donde celebró la misa del Jueves Santo y lavó los pies a 12 reclusos entre los que había dos chicas -una italiana y otra de Serbia- y dos muchachos musulmanes. Era toda una lección de respeto para el mundo. La visita incluyó un encuentro en el polideportivo después...
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