a pie de aula, ajenas a las refriegas políticas y judiciales, se encuentran las auténticas víctimas de la inmersión lingüística en Cataluña, las que sufren en sus carnes los efectos colaterales de una guerra que se libra en las altas instancias pero que impacta en los colegios e institutos.
Sandra E. M., una joven tinerfeña de 16 años, se reconoce como uno de...