Samuel Beckett era sevillano. Fijo. Por eso escribió una de las obras maestras del teatro del absurdo: Esperando a Godot. Aquí llevamos siglos esperando a un Godot que nos saque de la crisis, que reforme la ciudad, que traiga la pasta necesaria para que todos podamos comer, aunque sean macarrones. Sevilla es una ciudad que cree tanto en Dios, que sigue esperando...
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