EL olor a cantueso embriaga tanto en esa zona que a veces sobrecoge. Aznalcóllar es un pueblo al que muchas veces le falta el aire. Respira lentamente por las tardes, en las puertas de las casas, guardando el tiempo en formol y desahogando la angustia con conversaciones pastoriles. La mina fue allí todo su oro y su plata. Pero también ha sido un venero inagotable...
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