LO sé. Hoy no podemos evitar las lagrimas, esas que nunca deben ver los terroristas, porque de ellas se alimentan, pero mañana, cuando la impotencia, la pena honda, la desolación y esa inquietud que se parece al miedo nos den un respiro, mañana, hay que responder y con algo más que palabras y gestos de apoyo, por auténticos que estos sean. Bienvenida sea la solidaridad,...
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