EN algunas haciendas, cuando la cosecha de la aceituna de molino exigía abundante mano de obra y la zona no podía abastecer de jornaleros a tanto peso frutal en el árbol, venían cuadrillas de cogedores desde lugares a veces muy lejanos. En esos casos, a los hombres del jornal se les aseguraba techo y leña, y sacos, capachos o jergones. Y poco más. Los amos autorizaban...
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