LOS hay dolientes y los hay sonrientes. Yo pertenezco al último grupo, los sonrientes, con colmillo de oro retorcido y reluciente, siempre a la espera de gozar y celebrar la última lágrima negra o roja vertida por el enorme corazón histriónico de la progresía hispana. Esas lágrimas suelen convertirse en caudalosos orinocos cuando se acerca el 12 de Octubre. Una...
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