ERA como un carné de identidad, aquella tinta que dibujaba un corazón con una flecha, la cara de una virgen, un nombre de mujer, un fusil, unas flores o una frase. Un tatuaje era un carné de identidad que señalaba la patria de la Legión como origen de aquella tinta inyectada, o quizá una vida no muy recomendada, que si la cárcel, que si malas compañías, según...
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