Señalar a quienes ganan dinero con su esfuerzo condena a un país
Amediados de los años setenta, cuando yo era niño, circulaban por casa revistas de humor como «Hermano Lobo» o «Por favor». Mi padre, que andando embarcado por ahí se había hecho demócrata, las compraba como una manera de desahogar su hartazgo con la larga dictadura. El humor cobra un poder oxigenante...
Suscribete para leer la noticia completa:

