Habitualmente se ha dicho que el poder, además de corromper, suele ensoberbecer a quien lo ostenta, pero doña Rosa Díez parece querer demostrar que, para lo segundo, no es necesario alcanzarlo. Sus declaraciones atribuyendo su fracaso electoral al «error» de «crear un partido para Dinamarca pero en España», suponen un menosprecio a los españoles que, a buen seguro,...
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