Sí, eres tú mi cantar, mi cantar desgarrado; quiero decir, mi llanto. Eres mi cantar y quiero que lo seas, el cristo más vivo y más muerto de mi pasión, el predicador de quien guardo los mejores evangelios como consejos, los más honrados ejemplos, los más tiernos y cariñosos testimonios. Sí, eres tú mi cantar, y seguirás siéndolo siempre, porque pocas luces encontré...
Suscribete para leer la noticia completa: