El Gobierno de Tsipras y el propio pueblo griego son hoy prisioneros de la ideología y las bajas pasiones desatadas en meses pasados
¡QUÉ vida la solidaridad proletaria! le cantaba ayer delante de la cancillería en Berlín un grupo de comunistas alemanes a Alexis Tsipras a su llegada. Pero no era precisamente solidaridad proletaria lo que ha ido a buscar el jefe...
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