El Tribunal Supremo acaba de revocar la sentencia dictada por la Audiencia Nacional por el «asalto al Parlamento de Cataluña», dando un certero golpe de autoridad. Y es que resulta fundamental dejar claro, jurídicamente hablando, que la libertad de expresión no puede traspasar ciertos límites de lo que es admisible en democracia: trasponer y quebrantar la demarcación...
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