La última célula yihadista desarticulada en España, y que tenía una de sus bases en la apacible y tranquila localidad abulense de Cebreros, estaba plenamente incardinada en la estructura del Estado Islámico. De alta peligrosidad, se dedicaba al enaltecimiento del terrorismo, la difusión pública de consignas terroristas y/o la captación, adoctrinamiento, adiestramiento...
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