LA otra noche, un poco a lo Celia Villalobos, haciendo dos cosas al tiempo, ojeaba uno la gala de los premios de la música británica. En un O2 Arena espectacular, engalanado de láser y fantasía, salió en tromba una Madonna vestida de torera a poner el broche de oro. Pero apenas llevaba la veterana vedette cuatro pasos de baile, cuando sus taconazos la traicionaron...
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