SEGÚN un extendido equívoco, el problema fundamental de las sociedades civilizadas sería que los políticos mienten. Si esto fuera así, se impondría la descorazonadora conclusión de que la gente es imbécil, porque acaba creyendo siempre las mismas mentiras, aunque tal vez no a los mismos mentirosos. En realidad, el verdadero problema es mucho más grave. Digámoslo...
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