Subo desde la calle pisando las últimas hojas que han caído con el viento y con una lluvia tibia como un tazón de leche. El día está desapacible y, sin embargo, no apetece llegar a casa; esta lluvia y este viento tan cálido a mí me abrigan, me hacen recordar que los turiones de los narcisos estarán emergiendo ya de la tierra, que queda poco para que el alimoche,...
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