El sol entre la neblina de Flandes lo ponen las hayas. Tienen sus hojas esos tonos naranjas que no parecen los de un pigmento sino los de una luz propia, como esas flores luminosas con su cohorte de insectos de la pintura barroca flamenca en la que, sobre un fondo negro, pintaba bodegones florales Jan Brueghel El Viejo. Ahora lo entiendo. La oscuridad es el marco...
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