FUE un noviembre frío que a diario amanecía con una helada luz de cristal roto que le cortaba la cara a la mañana. Hace ya casi medio siglo. Yo no sé por dónde fue Dios amontonando almanaques para que yo no me diera cuenta de cuántos iba amontonando, y hoy este cerro de tiempo desde el que miro aquel 12 de aquel noviembre de 1967 me parece el montón de sacos...
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