Ni lo dudó: en pocos segundos logró abrochar el cinturón de seguridad del niño que tenía al lado y protegerle con su cuerpo de los posibles golpes, y murió a consecuencia de ellos. Dio su vida por él, por David, que así se llama el niño que tenía al lado. Su nombre, Miguel Canosa. Su edad, 36 años. Su profesión, sacerdote. Dicen que lo normal es que uno muera...
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