Menos mal que no era el más brillante de los hermanos, que si llega a serlo se come la banca mundial
HACÍA mucho frío la noche del 29 de noviembre de 2011. Emilio Botín acababa de asistir a la entrega de los Cavia en la Casa de ABC y yo acompañaba a mí tío a buscar su coche. Me elogió el acto y, de repente, dio un salto atrás en el tiempo: «Mi padre siempre nos...
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