Ver a los chavales adorando a Raphael es un curioso gesto de justicia poética
LOS que fuimos niños en la era de Naranjito lo frecuentábamos más por sus imitadores que escuchando al original. En la tele a blanco y negro de finales de los setenta, parodiar a Raphael era una manera económica y resultona de rellenar las veladas televisivas. Si no estaba Uri Geller...
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