Cuando me enteré de su muerte me pareció inaudito: una divertida y gran persona como Álex Angulo no podía haber fallecido. Me habría encantado disfrutar de su persona mucho más tiempo, de sus películas, y, en especial, tenía ganas de ver «Bendita calamidad», ya que aspiraba a ser un gran filme con ese humor vasco que se ha puesto de moda con «Las brujas de Zugarramurdi»...
Suscribete para leer la noticia completa: