SUSANA Díaz, trianera, debe saber muy bien cómo su paisano Joaquín Rodríguez «Cagancho» pasó a la posteridad por una tarde aciaga en Almagro en la que sus tormentos gitanos no le dejaron estarse quieto delante de un toro y pegó un petardo de tal magnitud, que desde entonces se utiliza para ejemplificar lo que se hace rematadamente mal y a los ojos de todo el...
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