El Domingo de Ramos Barcelona vivió una jornada preciosa. En mi parroquia, Nuestra Señora de Nuria, no cabía ni un alma más, las tres naves de la Iglesia repletas, apretadas de fieles que se quedaron hasta el final, los niños sin rechistar, felices, algunos sentados en el suelo, no había otra. Previamente, en la calle Bon Pastor, la bendición y breve procesión,...
Suscribete para leer la noticia completa:

