Deseo que, ahora que Dios lo tiene en su gloria, la divina caricia amorosa resarza a Suárez de los manoseos empalagosos y falsorros de sus panegiristas
LA agonía transmitida al minuto de Adolfo Suárez ha sido, en verdad, un espectáculo humanamente deplorable; y sospecho que periodísticamente inane. Con todo el afecto que me merece la familia de Suárez, acrecentado...
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