Resulta misterioso que un tipo que no es capaz de meter en pretina a los menos de cien soldados de su ejecutiva, tenga ínfulas de redentor
ESCRIBÍA Castellani que, «desde que Lutero aseguró a cada lector de la Biblia la asistencia del Espíritu Santo, esta persona de la Santísima Trinidad empezó a decir unas macanas espantosas». Pruebas irrisorias de este macaneo...
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