A mí las candidaturas olímpicas españolas me recuerdan aquel motivo sangrante de la picaresca clásica
Y el caso es que las Olimpiadas tienen su gracia. Mientras se celebran, diríase que la gente hubiese padecido una regresión colectiva a la infancia; y así, ocurren cosas la mar de divertidas. Encendidos por un patriotismo como de humorada de Swift, los periódicos...
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