Es desalentadora tanta torpeza. Subidas de sueldo a escondidas, copas becadas… ¿En qué demonios piensa esta gente?
MAL, muy mal. Es muy difícil defender el prestigio de las instituciones y la honorabilidad general de los políticos cuando éstos no se respetan a sí mismos. A quienes creemos en el mecanismo de representación democrática se nos hace muy cuesta arriba...
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