La explicación, más o menos, es así: a Silvio Berlusconi lo echaron desde la Unión Europea. Tanto la Comisión como la canciller alemana deseaban deshacerse de él. En su lugar entró Mario Monti, que gobernó con los votos del partido del primer ministro al que había descabalgado. Hasta que Berlusconi lo defenestró, momento en que Monti decidió que sí quería ser...