«Cuando murió Victoria, era una anciana de físico gastado, gruesa, casi ciega y bastante sorda que iba camino de los ochenta y dos años; en contrapartida, Isabel II es hoy una espléndida mujer mayor, de ochenta y nueve años, cuyo reciente retrato en cuatro posiciones, obra del fotógrafo Hugo Rittson-Thomas, viene a ser el símbolo de su incansable, ardua y digna...
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