«Ahora que sabemos defendernos de los pilotos, de los funcionarios, de los conductores de autobuses escolares suicidas, de los patinadores suicidas, de los progenitores suicidas, de los adolescentes suicidas y de los vividores suicidas, sólo nos resta protegernos de los suicidas suicidas, proscribiendo las montañas, desautorizando el peligro y legislando, maldita...
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