«La rutinaria alusión al cristianismo en cuya doctrina dicen basarse algunas fuerzas políticas, empieza a ser desalentadora, cuando se observa la falta de voluntad para acudir con esos principios al corazón del debate ideológico de nuestro tiempo. Esa ausencia no es solo un insulto a nuestra fe, cuarteada a conveniencia de un erróneo concepto del laicismo»
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