«Es tiempo de lagares y eso me hace descorchar la botella con mayor unción, porque me consta que hace apenas dos años era un caldo infantil que estuvo gorjeando primero como bebé, y luego se sumió en el mutismo que solo interrumpiría el trasiego. Y esa larga reflexión llena de tonos rojos o pajizos la copa e invita a la sonrisa, y uno sabe que no puede suceder...
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